Terapia Psicológica

Artículos de Psicología

Inteligencia Emocional

Qué es Inteligencia Emocional y Cómo Sirve a Tu Vida

Inteligencia Emocional, cerebro, neuronas espejo y emociones positivas

La Inteligencia Emocional es la capacidad que tenemos los seres humanos de reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones y las de los demás. Está compuesta por varias habilidades, entre ellas, el autoconocimiento, la autogestión, la empatía y las habilidades sociales. Todas estas habilidades están relacionadas con las emociones y su gestión.

Las emociones positivas son aquellas que nos hacen sentir bien, que nos ayudan a tener una actitud positiva ante la vida y que nos permiten disfrutar de los momentos buenos. Las emociones positivas son aquellas que nos hacen sentir felices, alegres, satisfechos, agradecidos, esperanzados, entre otras.

La investigación se ha volcado desde el estudio de las lesiones cerebrales que producen trastornos a nivel de la salud hacia los procesos que llevan a las personas a mejorar, prosperar, a crecer y desarrollarse con éxito. Se vincula este tipo de emoción con la alegría, el bienestar, la realización, el cumplimiento de sueños, el hedonismo y el enriquecimiento personal. 

Las emociones positivas tienen que ver con el bienestar psicológico o subjetivo (definiendo subjetividad como las formas de ver, pensar, sentir y actuar en el mundo que tienen las personas). Además, el bienestar psicológico tiene que ver con valoraciones que hacen las personas acerca de su nivel de autonomía, el manejo de su entorno, las relaciones interpersonales positivas, autoaceptación, objetivos de vida, crecimiento personal, baja frecuencia de emociones insatisfactorias y por el contrario, mayor predominancia de las emociones satisfactorias.

La importancia de las emociones positivas radica en que nos ayudan a tener una vida más plena y satisfactoria. Cuando cultivamos emociones positivas, estamos generando un estado de bienestar emocional que nos permite afrontar mejor las dificultades y los retos que se nos presentan en la vida. Las emociones positivas nos ayudan a estar más motivados, a tener más energía y a tener una mejor salud mental.

Además, las emociones positivas tienen beneficios para nuestra salud física. Cuando cultivamos emociones positivas, estamos reduciendo los niveles de estrés y ansiedad en nuestro cuerpo, lo que se traduce en una mejor salud cardiovascular, un sistema inmunológico más fuerte y una mejor calidad de sueño.

Cultivar emociones positivas no es una tarea fácil, pero es posible. Algunas estrategias que para cultivar emociones positivas son:

  • Practicar la gratitud: Dedicar unos minutos al día para reflexionar sobre las cosas por las que se está agradecido. Pueden ser cosas pequeñas o grandes, lo importante es que la persona se pueda sentir agradecida.
  • Practicar la meditación: La meditación es una práctica que ayuda a estar presente en el momento y a reducir los niveles de estrés y ansiedad.
  • Hacer ejercicio: El ejercicio físico es una excelente manera de generar emociones positivas. Cuando hacemos ejercicio, nuestro cuerpo libera endorfinas, que son las “hormonas de la felicidad”.
  • Dedicar tiempo a las relaciones: Las relaciones personales son una fuente importante de emociones positivas. Dedicar tiempo a amigos y familiares, y cultivar relaciones positivas y saludables.

En suma, cultivar emociones positivas es una tarea importante para tener una vida plena y satisfactoria. Las emociones positivas nos ayudan a tener una mejor salud mental y física, y nos permiten afrontar mejor los retos de la vida. Practicar la gratitud, la meditación, el ejercicio y dedicar tiempo a nuestras relaciones son algunas estrategias que podemos utilizar para cultivar emociones positivas en nuestra vida.

Inteligencia Emocional

Neuronas espejo.

Las neuronas espejo son un tipo de neuronas descubiertas por el neurocientífico italiano Giacomo Rizzolatti y su equipo en los años 90. Estas neuronas se activan tanto cuando una persona realiza una acción como cuando observa a otra persona realizando la misma acción. Es decir, las neuronas espejo reflejan la actividad neuronal de otra persona como si el observador estuviera realizando la acción él mismo.

Las funciones de las neuronas espejo son diversas y aún se están investigando. Se ha demostrado que estas neuronas están involucradas en la empatía, la imitación, la comprensión del lenguaje y la comunicación no verbal. Las neuronas espejo también pueden estar relacionadas con la capacidad de aprender mediante la observación y la imitación.

La importancia de las neuronas espejo en la empatía y la imitación es fundamental. La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona y sentir lo que ella siente. Las neuronas espejo permiten que una persona comprenda las emociones de otra persona al reflejar la actividad neuronal de esa persona en su propio cerebro. La imitación, por otro lado, es la capacidad de aprender mediante la observación y la reproducción de las acciones de otra persona. Las neuronas espejo son esenciales para la imitación, ya que permiten que una persona reproduzca una acción observada con precisión.

Las aplicaciones de las neuronas espejo en la terapia son numerosas. La terapia basada en las neuronas espejo se utiliza para tratar trastornos neurológicos y psicológicos, como el autismo, la depresión y la esquizofrenia. La terapia basada en las neuronas espejo utiliza la observación y la imitación para ayudar a las personas a mejorar su capacidad de comunicación y su habilidad para comprender las emociones de los demás.

El cerebro y las emociones positivas.

El cerebro es el centro de control de nuestras emociones, pensamientos y comportamientos. Las emociones positivas, como la felicidad, la gratitud y el amor, tienen un efecto directo en el cerebro. Estas emociones pueden activar las áreas del cerebro que están asociadas con la recompensa y el placer, como el córtex prefrontal y el sistema límbico.

Cuando experimentamos emociones positivas, el cerebro libera dopamina, un neurotransmisor que está asociado con el placer y la recompensa. La dopamina es esencial para la motivación, la concentración y la toma de decisiones. Además, las emociones positivas pueden aumentar la actividad del sistema inmunológico y reducir el estrés, lo que puede tener un efecto beneficioso en la salud física y mental.

Relación entre cerebro y emociones positivas:

Las emociones positivas pueden tener un efecto duradero en el cerebro y en la salud mental en general. Un estudio realizado por la Universidad de California en Los Ángeles encontró que las personas que experimentan emociones positivas con frecuencia tienen una mayor actividad en las áreas del cerebro asociadas con la felicidad y la satisfacción.

Además, las emociones positivas pueden ayudar a reducir la ansiedad y la depresión, y mejorar la capacidad de afrontamiento. Un estudio publicado en la revista Journal of Personality and Social Psychology encontró que las personas que experimentan emociones positivas con frecuencia tienen un mayor bienestar psicológico y una mayor resiliencia emocional.

Inteligencia Emocional

¿Qué capacidades se desarrollan mediante la inteligencia emocional, la educación emocional o el trabajo emocional?

La inteligencia emocional, la educación emocional y el trabajo emocional son herramientas fundamentales para el desarrollo de habilidades y competencias en el ámbito personal y profesional. Estas prácticas permiten el desarrollo de capacidades que son esenciales para el éxito en cualquier ámbito de la vida.

La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones, así como las de los demás. Esta habilidad nos permite ser más conscientes de nuestras emociones y de cómo estas afectan a nuestras acciones y decisiones. La inteligencia emocional nos ayuda a desarrollar habilidades de comunicación efectiva, negociación y resolución de conflictos, lo que es fundamental para el éxito en cualquier ámbito de la vida.

La educación emocional es un proceso de aprendizaje que tiene como objetivo el desarrollo de habilidades emocionales y sociales en las personas. A través de la educación emocional, se busca que las personas aprendan a reconocer y expresar sus emociones de manera adecuada, a comprender las emociones de los demás y a desarrollar habilidades para la resolución de conflictos. La educación emocional es fundamental para el desarrollo de habilidades sociales y para el éxito en cualquier ámbito de la vida.

El trabajo emocional es el proceso de reflexión y análisis de nuestras emociones y pensamientos. A través del trabajo emocional, podemos identificar nuestros patrones de pensamiento y comportamiento, y desarrollar habilidades para gestionar nuestras emociones de manera efectiva. El trabajo emocional es fundamental para el desarrollo de la inteligencia emocional y la educación emocional, ya que nos permite comprender nuestras emociones y desarrollar habilidades para gestionarlas de manera adecuada.

En la terapia se desarrollan estrategias que permitan trabajar las emociones y cómo hacer de ellas herramientas para el crecimiento y el desarrollo. Cómo estimular las emociones positivas frente a las negativas. Se intenta desarrollar capacidades como por ejemplo: la conciencia emocional en contraposición a la ignorancia emocional, el control emocional (autorregulación) contrapuesto al descontrol y paralización y la empatía frente a la egopatía.

Identificar y ponerle nombre a las emociones propias es uno de los aspectos relevantes sobre los que gira la “sabiduría emocional”. Poner atención al mundo emocional, reconocer nuestros pensamientos y sentimientos relacionados es fundamental para no ser arrollados por las emociones. 

Aquellos que logran percibir con claridad su mundo emocional pueden abordarlas con mayor acierto en relación a las que las desconocen. Esto tiene que ver con evitar vivir con uno mismo como si fuera un desconocido. Cuando desconocemos lo que nos sucede tomamos el riesgo de atribuir a otras causas el origen del malestar que padecemos. 

Existe una frase de Sigmund Freud que aplica a este tema, quien decía algo así: “Las emociones no expresadas salen a luz en forma de enfermedad”.

Cuando las personas evitan y/o desconocen las emociones propias se producen síntomas como el estrés, insomnio, al refugiarse en el trabajo sin parar, o en actividades continuas y sin pausa. O en síntomas orgánicos como dolores, etc. También se comienza a tener problemas o trastornos en las relaciones interpersonales y con uno mismo.

En resumen, la inteligencia emocional, la educación emocional y el trabajo emocional son fundamentales para el desarrollo de habilidades y competencias en la vida. Estas prácticas permiten el desarrollo de capacidades esenciales para el éxito y la felicidad en cualquier ámbito de la vida, como la comunicación efectiva, la resolución de conflictos y el liderazgo. Por lo tanto, es fundamental que las personas desarrollen estas habilidades para alcanzar el éxito en sus vidas.

Terapias de primera y segunda Generación

Características de las Terapias de Primera y Segunda Generación

Lo que distingue a la terapia de la conducta de primera generación tiene que ver con el enfoque ambientalista y la evaluación de su eficacia. Esta mirada ambientalista hace énfasis en el carácter condicionado o aprendido de las respuestas a los estímulos del ambiente. Esto lo explica por el aprendizaje histórico que ha tenido la persona. En esto se diferencia del psicoanálisis y su mirada intrapsíquica.

La terapia de la conducta clásica (1er generación), tiene dos técnicas

En el condicionamiento clásico la Desensibilización Sistemática (DS) y la Exposición prolongada con prevención de respuesta (EP).

Estas técnicas apuntan a la extinción de las respuestas condicionadas. La DS se basa en una exposición progresiva a las situaciones ansiógenas con el fin de ir bajando los niveles de ansiedad o miedo, generando respuestas adaptativas. La EP expone de forma plena hasta la extinción o habituación.

En cuanto al condicionamiento operante lo más importante es el análisis funcional de la conducta. Se identifican los comportamientos más importantes junto con los estímulos desencadenantes o antecedentes en estas situaciones y sus efectos.

Se resumen en el esquema A-B-C (antecedente – Conducta – Consecuencia)

Se representa como el Estímulo Discriminativo por un lado (Ed), tras el que aparece una conducta (C ), y los efectos que tienen carácter reforzador cuando fortalecen una conducta o castigador si extinguen un comportamiento ( R).

Este análisis funcional mediante las técnicas de la modificación de la conducta intenta cambiar las condiciones que anteceden a la misma (controlar estímulos), y el llamado manejo de contingencias (condiciones consecuentes o efectos de la conducta).

En cuanto a las Terapias de 2ª Generación se refieren a la influencia que tuvieron los enfoques cognitivos sobre la terapia de la conducta o conductismo a partir de la década del 70 del siglo XX. Surge la Terapia Cognitivo – Conductual.

Una característica central del nuevo paradigma de las terapias de 2ª Generación (TCC), es que se introduce un elemento entre estímulo y respuesta comportamental. Este elemento tiene que ver con procesos cognitivos, representacionales que pueden pensarse como procesamiento de la información.

Ejemplos de terapias que ya venían marcando la historia desde 1960 pasaron a ser parte importante de estas terapias de 2ª generación: Terapia cognitiva de Beck y Terapia Racional Emotiva de Ellis.

La Terapia Cognitiva de Beck: se caracteriza por el Modelo A-B-C que fue introducido por Ellis. A, se refiere a los hechos o eventos que suceden en la vida, B son las creencias , pensamientos o cogniciones que las personas tienen acerca de estos eventos (A ), y C tiene que ver con las consecuencias o efectos que suceden a nivel emocional y conductual.

En esta terapia se intenta que la persona pueda ver que sus problemas tienen que ver con B (creencias), es decir, lo que cree sobre A. Sus problemas no tienen que ver directamente con A, ejemplo, una pérdida, una crisis, conflictos y otros hechos.

Esta mirada teórica supone que las personas tienen esquemas aprendidos que generan conductas automáticas y formas de ver y pensar el mundo. Esto produciría emociones y conductas que llevan a la persona a por ejemplo, una depresión.

La terapia se basa entonces en hacer notar a la persona este problema y que pueda problematizar estas creencias y forma de ver las cosas. Esto se hace mediante la confrontación de los pensamientos “depresógenos” o que producen efectos problemáticos y la adopción de otros pensamientos más adecuados a la realidad.

Terapias de Tercera Generación. Terapias Contextuales

En Qué Consisten las Terapias de Tercera Generación

Terapias de Tercera Generación o Contextuales

Las Terapias de 3ª Generación (TTG), basan su fundamento en el paradigma contextual. Llamado también, contextualismo funcional. Se contrapone a la mirada intrapsíquica para explicar los comportamientos. Los explica en base a miradas interactivas, contextuales y funcionales. En esto se diferencia de la terapia cognitivo – conductual. El trastorno no está dentro de una persona sino que la misma se halla en situaciones problemáticas y determinados ambientes o contextos, cumpliendo además funciones determinadas.

Se hace hincapié en el rol de las estrategias de cambio experienciales y contextuales. Tenemos dos principios claves para las intervenciones terapéuticas de las TTG que son la Aceptación y la Activación. El primero se refiere a abandonar la búsqueda de bienestar permanente que a su vez, genera la llamada “Evitación Experiencial”. Esto quiere decir, aceptar los síntomas y el malestar como parte de la vida o experiencia vital normal.

La Activación se refiere a que la persona ya no va a dirigir esfuerzos hacia evitar el malestar sino que va a realizar acciones transformadoras de su realidad en la dirección de sus metas de vida. La eficacia de este tipo de terapia va a estar dada por los logros personales de la persona partiendo de poder tener claros sus valores. No tiene que ver con los síntomas eliminados.

Además es importante lo que tiene que ver con poner el foco de atención en el momento presente de la vida de la persona. Se enfoca en la función psicológica que cumplen los eventos concretos (por ejemplo, pensamientos). Se trata de analizar y alterar el contexto verbal de los que estos eventos cognitivos resultan un problema. Esto se realiza mediante metáforas y otros ejercicios y técnicas como las paradojas y ejercicios experienciales. Se intenta que la persona se percate de que intentar controlar los pensamientos es parte del problema. 

Es importante para este enfoque terapéutico apuntar hacia la flexibilidad psicológica. Esto implica la aceptación en contraposición a la evitación experiencial, la activación conductual con acciones comprometidas contrapuesto al bloqueo o inactividad, vivir el momento presente y no estar anclado en el pasado o futuro, la defusión cognitiva contrapuesto a la fusión cognitiva, el yo como contexto contrapuesto al yo como concepto, la clarificación de valores contrapuesto a una vida sin dirección.

Este concepto de flexibilidad psicológica parte más desde la Terapia de Aceptación y Compromiso que es una de las más importantes de las TTG. Tenemos también la Terapia Analítica Funcional, Terapia Dialéctica Conductual, Terapia Analítica Funcional, Terapia de Activación Conductual, Terapia Breve, y otras que se entrelazan como Mindfulness, Sistémica.

¿A qué se refiere la innovación de la psicología clínica de las terapias de tercera generación? 

Las TTG han innovado en lo que tiene que ver con la alternativa que brindan en relación a la pluralidad terapéutica y los sistemas diagnósticos. La “Hiperreflexividad” es una de las características que se plantean como aspecto común de varias patologías o estados de salud mental. 

Además, se plantea una visión diferente en cuanto a no tomar como tan importante los diagnósticos tradicionales como por ejemplo los del DSM. Esto quiere decir que al haber una insatisfacción con los sistemas diagnósticos del modelo médico, el modelo contextual plantea dimensiones comunes transdiagnósticas (Hiperreflexividad). 

Para ello se apoya también en la eficacia que han tenido los abordajes médicos tradicionales como el de la medicación psiquiátrica, los que no han tenido una eficacia comprobada y que incluso la industria farmacéutica no ha continuado con la investigación. Si bien no se contrapone al modelo médico, el enfoque contextual viene a mejorar o renovar este abordaje terapéutico.