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los niños y el significado del castigo

Niños están dispuestos a castigar a quien hace el mal

Los niños con edad de cuatro años tienen más posibilidades de hacer sacrificios personales a fin de castigar a los que hacen el mal, en especial si piensan que el castigo le va a enseñar una lección al que transgrede.

Esto sería así, según un nuevo estudio de la Universidad de Yale que ha sido publicado el 23 de noviembre en la revista Nature Human Behaviour.

Los psicólogos y filósofos han estado debatiendo por mucho tiempo si el principal motivo por el que la gente castiga a otros por su comportamiento es con el fin de promulgar una retribución o para impartir una lección moral. En los adultos, la mayor parte de los estudios demuestran que la respuesta es que la gente tiene ambas motivaciones. Pero, ¿qué sucede con los niños, que están menos impregnados de valores sociales?

«Los niños están menos expuestos a los valores sociales sobre cómo comportarse de ciertas maneras», dijo Julia Marshall, que realizó la investigación en el laboratorio de Molly Crockett, profesora asistente de psicología en Yale y autora del trabajo. «Queríamos conocer si los niños están interesados en castigar a otros porque quieren que los malhechores paguen, porque quieren enseñar a los malos actores una lección, o una combinación de las dos cosas».

Para este estudio, Marshall, Crockett y Daniel Yudkin, becario postdoctoral de Yale, realizaron un monitoreo de las respuestas de 251 niños de entre 4 y 7 años que observaron un video de un niño rompiendo la obra de arte de otro niño.

Los niños en primer lugar tuvieron que elegir si castigaban al destructor de arte quitándole su iPad. Sin embargo, si los niños decidían el castigo al transgresor, iban a tener que hacer un sacrificio personal: su propio iPad sería guardado bajo llave.

Los investigadores formaron dos grupos con los niños. Al primer grupo se le dijo que si decidían el castigo «punitivo», el malhechor perdería el uso de su iPad pero no se le diría por qué. Al segundo grupo se le dijo que si castigaban al malhechor se le diría que era por romper el dibujo, lo que los investigadores llamaron la condición «comunicativa».

Un cuarto de los niños (26%) del primer grupo prefirió el castigo al transgresor inclusive luego de que se les dijera que perderían el uso de su propio iPad. «La retribución es una fuerza motriz en el juicio moral de los niños pequeños», dijo Marshall.

Pero, los niños del segundo grupo, que conocían que al infractor se le diría por qué se le estaba disciplinando, tenían un 24% más de posibilidades de castigar que el primer grupo.

«La oportunidad de dar una lección a un malhechor motiva a los niños a castigar más allá del deseo de verlos sufrir por sus acciones», dijo Crockett.

«Los niños parecen estar equipados a una edad temprana tanto con el deseo de que los castigadores reciban sus justos merecimientos, como con el deseo de que mejoren su comportamiento para la próxima vez», dijo Marshall, quien ahora es un investigador postdoctoral en el Boston College.

Crockett añadió: «A pesar de tener un gusto por la retribución, los niños pequeños también valoran los beneficios sociales que el castigo puede traer. La forma en que el aprendizaje social impacta el equilibrio de los motivos retributivos y de futuro para el castigo es un camino importante para estudios futuros».

 

Traducción y adaptación a PsicologosMyS hecha desde: Nature.

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